LA LOBA BLANCA
Subo al autobús en la parada Farmacia Militar
En las Fuentecillas, Burgos
Que me lleva hasta la parada del Centro de Salud Comuneros
Y me siento al lado de un amigo
Que está soñando con calzarse a una loba blanca:
Una joven que está sentada frente a nosotros
Al otro lado, a la derecha
Más salida que una mona
Pues la vimos al cruzar las piernas
Que unos pelitos negros le salían
De lo hondo de la castaña
Tapada con una braguita blanca.
Comenzamos a echar suertes
A ver a cuál de los dos más miraba.
Le miraba más a él por supuesto
Pues cuando sonreía detrás de la mascarilla
Volvía a cruzar las piernas
Y sus manos sujetaban sus dos tetas
Pues se le salían con ansias.
-¡Quien pudiera entrar en su cabaña¡ le dije yo.
Él no me decía nada
Extasiado como estaba
Preocupado de que su cacharro no se saliera de la bragueta
Y lo enseñara.
Yo, también, soñaba
Y me hacía ilusiones de que ella me dijera:
-Baja cuando yo baje
Para poderle llevar a mi casa y cama
Ya que mi esposa no está
Que se ha ido a pasar la mañana
Con unas amigas como ella jubiladas.
Se me afilaron los dientes postizos
Se me infló el miembro como una morcilla de Aranda
Y al hacer el autobús las cuatro vueltas
Para llegar a mi parada
Casi me abalanzo sobre ella
Y le rozo con una gota de esperma su cara.
Ella se levantó al instante
Para cambiarse de sitio.
Yo me bajé en la parada
Yendo con la pena del pene
Que no pudo sacar tajada
Ni mis dientes postizos
Que les hace mucha falta una castaña.
Pero, también, iba contento de estar sano y vivo
Aunque esté cansado por viejo como una zamarra.
Esta loba parda entró en mi mente
Y mi pájaro carnal sigue volando hacia ella
Por ver de entrar en su castaña
Cuando sea.
-Daniel de Culla